Cierro los ojos y te encuentro. Estas ahí, y hablamos. Volvés a nombrar tus logros, volvés a decir que estas tranquilo, y yo de mi lado se que tengo que callar.
Después de tantas horas y horas de hablar sobre lo mismo, veo que aunque quisiera no debo decirte la verdad, se que no debo dejar que mi impulso me domine. No querés saber, y no quiero ser yo la que te lo diga.
No, debo callarme. Debo dejarte vivir en el mundo que creaste, en ese mundo que sirve para vos, sin príncipes ni doncellas, sin dragones ni ogros, en ese mundo donde la nueva ilusión de cada día hace que tu motor se encienda. Donde puedas cantar debajo de la lluvia, donde puedas hablar sin pudor, donde seas vos el que se pone su etiqueta, donde seas vos el que decide hasta donde y hasta cuando.
Me alegra verte en la distancia, me llena de ternura escucharte. Mis ganas de hablar se van yendo y espero que nadie te despierte de tu sueño.
22 ene 2007
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1 comentario:
Solo la verdad que sirve es la que está ante los ojos del que la vé. Con el tiempo intento aprender qie debo dejar de ser cruel y entender que no todos quieren saber lo que quiero decir... no es fácil darse cuenta que nuestra visión no es absoluta, por que nuestra visión incluye también, esos cuartos apagados a los que no queremos entrar y quizás otros sí juegan alli.
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