Elegiste aparecerte en mis sueños sin avisarme, era todo perfecto, yo era la de hace tanto que ya ni me acuerdo.
Estaba todo perfecto, como antaño. Estábamos hablando como si nada, como si no hubieran pasado diez años, como si el agua no hubiese borrado nuestras huellas en la arena, como si el reloj nos hubiera jugado una broma y hubiese corrido el tiempo para atrás.
-Te extraño, me dijiste, y una lágrima corrió por mi mejilla, la secaste con tu mano y me hundí en tus brazos. Me volviste a regalar la luna y mi corazón no daba crédito de lo que estaba escuchando. En ese instante todo se congeló, mi cuerpo necesitaba tu tacto, mis labios tus besos y mi piel tu perfume.
Nos amamos como nunca, como siempre, como si nada nos hubiese separado.
Me despierto, y no estás, mi cuerpo no tiene tu tacto, ni mis labios tus besos, ni mi piel tu perfume.
Me queda un sabor amargo, una falta de algo, una lucha de miedos, una lágrima en la mejilla y el saber que ni yo soy esa, ni mi cuerpo es tu cuerpo, y que amo un recuerdo.
29 mar 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
A veces me pregunto si es posible enamorarse de otra cosa.
A veces no creo lo que leo cuando te leo.
Muchas veces me encanta. Las demás veces también.
Publicar un comentario