Esta vez me tocó mal parada, de repente me dí cuenta que mis logros son nulos y cumplo el papel de velador en la vida.
Sólo existo cuando alguien me prende, sólo sirvo cuando alguien necesita de mi lumbre para un breve momento. El resto del tiempo, soy nada, un objeto que se corre para limpiar, reemplazable por uno más moderno, más cómodo, con diseño más divertido.
Sé que si aún no fui reemplazada por un
congénere, es mera cuestión de suerte o falta de presupuesto para la renovación.
Este año, este año, algo tiene que cambiar.
Me encuentro en mis 29, me encuentro? No, no sé dónde estoy, o sí, pero da igual.
Me estanco, me amotino, me vuelvo a estancar.
Mi balanza está en rojo, cuatro caminos, ninguno es mío.
Abro la ventana. Este año algo va a cambiar.